La economía del municipio se basa fundamentalmente en los sectores secundario y terciario, mientras las actividades agropecuarias pierden peso de forma progresiva. El área industrial reinosana ha contribuido a este desarrollo, en el que también ha cobrado un papel fundamental el turismo, que reporta cada vez más ingresos. Este municipio no ha sufrido la regresión demográfica característica de su comarca, y sus efectivos han mantenido una cierta estabilidad. Hoy en día lo pueblan 4.000 habitantes, repartidos por sus 16 núcleos. En Matamorosa, la capital, y Nestares, ambas muy próximas a Reinosa, se concentra el mayor número de residentes. Su patrimonio monumental es de primer orden. Aquí se localizan las ruinas romanas de Iuliobriga, el asentamiento romano de mayor importancia del interior de Cantabria. También se han localizado varios castros cántabros, entre los que destaca el de Las Rabas, en Celada Marlantes. En materia de patrimonio artístico religioso, Campoo de Enmedio alberga algunos de los vestigios románicos más importantes de la comunidad autónoma. Sobresale la Colegiata de San Pedro, en Cervatos, una de las más populares y conocidas de la región, sobre todo por su repertorio de decoración escultórica erótica. Consta de catorce pequeños núcleos de población, siendo La Costana su capital. La mayoría de sus pueblos se encuentran a orillas del embalse del Ebro y apenas superan los sesenta habitantes, lo que demuestra el índice de despoblamiento que caracteriza a este municipio. Sus efectivos demográficos se han ido reduciendo de forma progresiva, hasta el punto de contar en la actualidad con una tercera parte de la población registrada a comienzos del siglo XX. Su configuración geográfica actual es producto de la profunda transformación que supuso la construcción del pantano del Ebro, que sepultó bajo sus aguas gran parte de sus pueblos y muchos de los terrenos de pasto y cultivo que constituían el principal sustento de la zona. Este hecho fue uno de los desencadenantes del éxodo que entonces sufrió el municipio. Ubicado en el extremo noroccidental de la comarca de Campoo y al sur de Cantabria, tiene una extensión de 222,7 km2 y está formado por 24 pueblos: Abiada, Argüeso, Barrio, Camino, Celada de los Calderones, Entrambasaguas, Espinilla, Fontibre, Hoz de Abiada, Izara, La Lomba, Mazandrero, La Miña, Naveda, Ormas, Paracuelles, Población de Suso, Proaño, Salces, Serna, Soto, Suano, Villacantid y Villar. La capital del municipio es Espinilla, situada a 83 km de Santander. Su población apenas alcanza la cifra de dos mil habitantes. La tendencia de su evolución demográfica es regresiva, lo que se explica por la fuerte caída de la natalidad y los saldos vegetativos negativos. La economía de este valle se basaba en la ganadería, pero actualmente domina el sector servicios y el trabajo en las industrias de la zona. La Estación de Esquí de Alto Campoo y el nacimiento del Ebro, en Fontibre, se han convertido en dos focos importantes de turismo. Con tan sólo 78 habitantes y 8,9 km2 de extensión, Pesquera es uno de los municipios cántabros más pequeños de la región. Está situado en la comarca de Campoo, a 62 km de Santander y 12 de Reinosa. Su población, que ha sufrido una trayectoria regresiva hasta quedar reducida a una cuarta parte de los residentes a comienzos del siglo XX, se reparte entre su capital, que da nombre al término, y el barrio de Ventorrillo, que se asoma a la carretera N-611, que une Santander con Palencia, atravesando el municipio de norte a sur. El que fuera el tercer núcleo de Pesquera, Somaconcha, está hoy completamente deshabitado. Precisamente de este último enclave parte el tramo mejor conservado de la calzada romana de Pisoraca-Portus Blendium, lo que evidencia la importancia del municipio como lugar de tránsito histórico, pues paralelo a ella discurrió también en el siglo XVIII el Camino Real de Reinosa. Esta vía antigua de comunicación con la Meseta llegaba hasta Bárcena de Pie de Concha, dejando a su paso la aldea de Mediaconcha (Molledo). Ambos municipios se localizan al norte de Pesquera, mientras su límite suroeste lo ocupa Santiurde de Reinosa y el este, San Miguel de Aguayo. Rodeada completamente por Campoo de Enmedio, se emplaza en la llanura donde confluyen los ríos Ebro, Híjar e Izarilla. Dista 75 km de Santander. Precisamente, su proximidad a la meseta castellana y su óptima localización como lugar de paso hacia la costa explican su importante papel histórico como vía comercial, sobre todo a raíz de la construcción del Camino Real en el siglo XVIII. La apertura de este itinerario impulsó definitivamente el comercio y favoreció la implantación de las primeras fábricas. Fue a partir de este momento cuando Reinosa vivió su época de máximo esplendor. Todo un hito fue la instalación, en 1918, de los talleres de la Sociedad Española de Construcción Naval, convertida en motor fundamental de la economía de la comarca. Paralelo al auge económico de la villa, tuvo lugar su desarrollo poblacional y urbanístico. De hecho, si en la década de los veinte contaba con poco más de cuatro mil habitantes, desde entonces se produjo un espectacular incremento, llegando a su máximo registro en 1984, con 13.411 habitantes. Sin embargo, la recesión industrial desencadenada en 1987 con la crisis de Forjas y Aceros invirtió esta tendencia, que se ha mantenido a la baja hasta hoy (10.873 habitantes). Perteneciente a la antigua Hermandad de Yuso, las primeras referencias documentales aparecen en la iglesia románica de Bustasur, en la que existe una inscripción fechada en el año 1112. De la extensión total que ocupa el municipio, casi un tercio se corresponde con la superficie inundada del pantano del Ebro, una obra que ha causado un profundo cambio en el medio natural y que ocasionó la desaparición de la totalidad de las zonas llanas del valle del río Ebro y del Virga dedicadas al cultivo. En el ámbito natural destaca su territorio dominado por areniscas y afloramientos calcáreos con elevaciones como la cumbre de Mediajo Frío (1.328 m) o el pico Jano (1.288 m), a cuyo pie se sitúa el embalse de Alsa-Torina, destinado a la explotación hidroeléctrica, que, junto al más pequeño de Mediajo, constituye una de las notas más características de su paisaje. A nivel patrimonial, el municipio cuenta con algunas joyas arquitectónicas del siglo XVI, como las iglesias parroquiales de San Miguel de Aguayo y Santa María de Aguayo, y la torre de los Gómez Bárcena. Este pequeño municipio se extiende por 31 km2 de la zona septentrional de la comarca de Campoo, cercado por Bárcena de Pie de Concha, al norte; Hermandad de Campoo de Suso y Campoo de Enmedio, al oeste; Campoo de Yuso, al sur; y San Miguel de Aguayo y Pesquera, al este. Se asienta en la cabecera del río Besaya, que aquí recibe las aguas de numerosos arroyos e inicia su descenso en dirección al mar. El curso se abre paso por una serie de valles y desfiladeros y señala el trazado de una de las principales vías de comunicación entre la meseta castellana y la costa cantábrica. Se suceden aquí la calzada romana que unía Pisoraca con el Portus Blendium, las vías medievales que aprovecharon el mismo trazado, el camino real del siglo XVIII, la línea del ferrocarril construida en el siglo XIX, la carretera nacional 611 y, en un futuro, la Autovía de la Meseta. Valdeolea se extiende por una superficie de 83,7 km2 al sur de Hermandad de Campoo de Suso y Campoo de Enmedio. Limita en su flanco occidental con los municipios palentinos de Brañosera y Aguilar de Campoo, y en su flanco oriental con el término cántabro de Valdeprado del Río. El río Camesa y sus numerosos afluentes recorren sus bellos paisajes de colinas cubiertas de roble melojo que enmarcan pueblos con casas de piedra e iglesias románicas. Su capital, Mataporquera, es sede de un importante nudo ferroviario en el que coinciden las líneas de Renfe y FEVE. Valdeprado del Río se extiende por 89,3 km2 al este de Valdeolea, en el corazón de la comarca de Campoo. Lo flanquean el municipio palentino de Aguilar de Campoo, por el oeste, y el burgalés Alfoz de Santa Gadea, por el este; al sur limita con Valderredible y al norte con Las Rozas de Valdearroyo y Campoo de Enmedio. Localizado sobre una estructura anticlinal en la que aparecen amplias zonas de calizas y dolomías jurásicas, Valdeprado está atravesado de norte a sur por el emblemático río Ebro, y de este a oeste por su afluente, el río Polla. El municipio de Valdeprado del Río es resultado de la unión de las antiguas hermandades de Los Carabeos y Valdeprado: la primera, compuesta por los concejos de Los Carabeos, Los Riconchos y Arcera-Aroco; y la segunda, por los concejos de Hormiguera, Reocín de los Molinos, Sotillo-San Vitores y Valdeprado. Se trata de dos de las siete hermandades que, durante el Antiguo Régimen, conformaban la jurisdicción conocida como Corregimiento de Reinosa y Merindad de Campoo. Ambas entidades quedaron transformadas en sendos ayuntamientos constitucionales en el año 1822 y decidieron unirse en 1868. Desde 1873 la sede consistorial se encuentra en Arroyal de Los Carabeos. En la actualidad, este municipio está integrado por 16 núcleos de población que habitan 334 personas. En el extremo sur de la región se emplaza este municipio, que con 298,2 km2 de superficie es el más extenso de Cantabria. Limita al oeste con el término de Valdeprado del Río, al este con la provincia de Burgos y al sur con la de Palencia, quedando definido su territorio por el borde horizontal y calizo correspondiente al páramo de La Lora. En este entorno privilegiado que surca el río Ebro –del que deriva su nombre– antes de abandonar tierras cántabras, abundan los recursos naturales, como es el caso del Monte Hijedo, uno de los bosques caducifolios más importantes de la región.
Sus poco más de 1.000 habitantes se reparten por los 52 núcleos que lo integran, la mayoría de los cuales no alcanzan la treintena de vecinos, lo que supone una bajísima densidad de población, de 3,8 hab/km2. Su capital, Polientes, dista 110 km de Santander. Lo más destacable de su evolución demográfica es el espectacular y rápido descenso experimentado en el valle, sobre todo a partir de los años cincuenta, perdiendo a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad prácticamente el 88% de sus efectivos. A esta caída ha contribuido la falta de desarrollo industrial en esta zona, dedicada casi en exclusiva a las actividades agropecuarias, y en especial a cultivos, destacando el de patata, su producto ‘bandera’.
En los últimos años se ha potenciado el turismo en la zona, suponiendo éste una nueva e interesante fuente de ingresos. Entre los atractivos que encuentra el turista que acude a Valderredible sobresale su rico patrimonio etnográfico e histórico. Además de los múltiples vestigios arqueológicos descubiertos en la zona, en este valle se concentra el fenómeno de las ermitas rupestres, entre las que figuran las de Santa María de Valverde y Arroyuelos, manifestaciones de las comunidades cristianas en la época de la Repoblación (siglos IX y X). El estilo románico es el predominante en la mayoría de las iglesias existentes en sus numerosos pueblos, destacando por encima de todas ellas la colegiata de San Martín de Elines, una de las más monumentales de Cantabria.