El municipio de Anievas se encuentra en la comarca de Pas-Iguña y pertenece al partido judicial de Torrelavega. La mayor parte de su término municipal linda al oeste y al sur con Arenas de Iguña. Su extremo norte limita con Los Corrales de Buelna y San Felices, mientras que su flanco este se comunica con el municipio de Corvera de Toranzo. Estos límites quedaron establecidos en 1822, año en el que se formaron los primeros ayuntamientos constitucionales y en el que Anievas se instituyó como tal. Por su ubicación, el valle de Anievas es el punto central de la comunidad de Cantabria. Tiene una extensión de 21,5 km2 y cuatro son las entidades de población que lo conforman: Barriopalacio, Calga, Villasuso y Cotillo. Sobre este último, que dista 54 km de Santander, recae precisamente la capitalidad del municipio.
Su población supera los 380 habitantes y la tendencia de su evolución demográfica es regresiva, lo que se explica por la fuerte caída de la natalidad y los saldos vegetativos y migratorios negativos. La explotación ganadera y el cultivo del campo han sido a lo largo de su historia la principal fuente de ingresos; sin embargo, hoy en día es más frecuente la actividad mixta, esto es, que se alterne con el trabajo en empresas de municipios cercanos.
En su término aún se conservan edificios de notable interés artístico, como es el caso de la iglesia de estilo románico de San Andrés de Cotillo, que data del siglo XII. Además, en Anievas, lugar en el que en otros tiempos abundaron los hórreos, se mantienen ancestras tradiciones, entre las que destacan sus piteros y tamborileros, consumados maestros de este arte. Surcado por el río Casares, afluente del Besaya que riega de norte a sur el municipio, el paisaje de Anievas está dominado por los prados y pastos, fundamentales para el aprovechamiento ganadero.
Situado en la cabecera de un valle del interior de Cantabria atravesado por el río Besaya, Arenas de Iguña se extiende por una superficie de 86 km2 entre los municipios de Anievas, enclavado junto al valle de Toranzo, y Los Tojos, con el que limita por el oeste. Recoge por su flanco este las aguas del último tramo del río Casares y en su sector occidental abarca la amplia y abrupta área comprendida entre Cotero Alto (759 m) y el pico de Navajos (1.064 m), que forma parte del Parque Natural Saja-Besaya. Por su territorio discurren numerosos arroyos que, desde el barranco del río de Los Llares, descienden para alimentar al arroyo de Valdeiguna. Numerosos restos de castros cántabros y campamentos romanos han sido descubiertos sobre las líneas de montañas que enmarcan el municipio y testimonian la importancia estratégica de este lugar, ubicado en una de las rutas más frecuentadas entre la costa cantábrica y la meseta castellana. La milenaria presencia humana en el valle de Iguña queda patente en su rico patrimonio, que incluye uno de los pocos ejemplos de arquitectura mozárabe de la comunidad, la ermita San Román del Moroso, varios templos románicos y uno de los más llamativos ejemplos de pintoresquismo decimonónico de Cantabria: el palacio de los Hornillos.
Bárcena de Pie de Concha, Pie de Concha y Pujayo son las entidades de población que integran este municipio de 31,3 km2 de superficie perteneciente al valle de Iguña. Su situación estratégica, entre la meseta castellana y el mar, convirtió a Bárcena en un lugar de paso muy frecuentado, desempeñando un importante papel en el control de los tráficos hacia el puerto de Santander. Esta circunstancia determinó la evolución de las comunicaciones, siendo la calzada romana que unía Iuliobriga (en Campoo) con Portus Blendium (identificado como Suances) la ruta más transitada hasta la construcción del Camino Real de Reinosa, en el siglo XVIII. El tramo de calzada comprendido entre Pesquera y Pie de Concha, de 5,5 km de longitud, es el mejor conservado de la región. En la comarca del Besaya, muy próximo a Torrelavega, se encuentra Cartes, municipio conocido como la villa de los torreones, en honor a la fortaleza del siglo XV, símbolo del poder medieval del linaje de los Manrique, sobre el que recaía la administración señorial y jurisdiccional. Abarca una extensión cercana a los 19 km2, sobre la que se asienta una población de más de 3.700 habitantes. Esta cifra ha experimentado un progresivo aumento, sobre todo a partir de la última década del siglo XX. La mayor parte de ellos se concentra en los núcleos de Cartes, que es la capital municipal, y Santiago. El resto está repartido en los pequeños pueblos de Riocorvo, Yermo, Corral, San Miguel, Mercadal, Bedicó, Sierra, Mijarojos y La Barquera. En la cuenca del río Besaya, prácticamente en el centro geográfico de la región, se encuentra el municipio de Cieza, con una extensión de 44 km2. Su número de habitantes ronda los 680, distribuidos en sus tres núcleos de población: Collado, Villasuso y Villayuso de Cieza, siendo este último la capital municipal. Las tres localidades mantienen interesantes vestigios de arquitectura civil, destacando sobre todo el tipismo de sus barriadas populares, algunas con arreglos recientes. En el ámbito religioso es reseñable la iglesia de San Tirso, del siglo XVII, en Villayuso. No obstante, el auténtico atractivo de este apacible enclave, situado en la parte oriental de la Reserva Nacional de Caza del Saja, es el tesoro natural que alberga, pues se trata de un reducto de naturaleza un tanto escondido y perfectamente conservado, pese a encontrarse muy próximo a municipios de marcado carácter industrial, como es el caso de Los Corrales de Buelna, con el que limita por el norte, o Torrelavega, a tan sólo unos kilómetros. Cieza está flanqueado, además, por los términos de Mazcuerras, al norte, Arenas de Iguña, al sur, y Ruente, al oeste. Municipio ubicado en la comarca del Besaya, en el centro geográfico de la región, bañado por las aguas del río del mismo nombre. Es uno de los principales núcleos industriales de Cantabria, con gran tradición en el trabajo del metal, aunque las actividades agropecuarias, como la etimología de su nombre indica, también tuvieron un peso importante. Se extiende por una superficie de 46,3 km2 del valle de Buelna, al que pertenece también su vecino municipio de San Felices, con el que limita por el este. Su desarrollo industrial, favorecido por una ubicación clave en lo que se refiere a las vías de comunicación, ha sido el motor económico de otros términos próximos, como Anievas, Cieza o Arenas de Iguña, con los que comparte límites por el sur. Además, al oeste se comunica con Mazcuerras y al norte con Cartes. Su población se aproxima a los 11.000 habitantes, repartidos en los seis núcleos que lo componen. Sobre una extensión de 71 km2 de la comarca del Besaya se asienta el término municipal de Molledo, uno de los que conforman el antiguo valle de Iguña, que cuenta con significativos elementos de arquitectura civil y religiosa, como el castillo de Cobejo y la iglesia románica de San Primitivo y San Facundo (siglo XII), en Silió. Su población supera los 1.800 habitantes, siendo ésta la suma de los residentes en sus siete núcleos: Helguera, Molledo, San Martín de Quevedo, Santa Cruz, Santa Olalla, Silió y Cobejo. Sin embargo, ésta es la cifra más reducida de las registradas durante todo el último siglo, lo que confirma, una vez más, la tendencia regresiva de entornos rurales como éste. Es, por tanto, una circunstancia determinada por el descenso de la natalidad, los saldos migratorios negativos y, como consecuencia, el progresivo envejecimiento de los habitantes y el incremento de la tasa de mortandad. En la comarca del Besaya se localiza este municipio, famoso por ser la cuna de uno de los escritores costumbristas más ilustres de la región, José María Pereda (1833-1906). Se trata de un término que goza de excelentes comunicaciones, pues se encuentra al pie de la autovía A-67, que enlaza Santander –de la que dista 24 km– y Torrelavega, está dotado de instalaciones ferroviarias y dispone de un puerto fluvial en Requejada. Además, está estratégicamente situado, pues limita al sur con el principal núcleo industrial, comercial y de servicios de la comarca, la capital del Besaya, y está próximo también a varios de los términos más turísticos de la región, como son Miengo y Suances, con los que linda por el norte. Santillana del Mar le hace frontera al oeste, y Piélagos, al este. En sus 17,55 km2 de extensión se asienta una población que supera los 3.700 habitantes, repartidos entre las ocho localidades que lo integran: Barrio Obrero, Mar, Polanco, Posadillo, Requejada, Rinconeda, Rumoroso y Soña. Este municipio de tradición eminentemente ganadera, aún no del todo abandonada, experimentó una profunda transformación a comienzos del siglo XX, cuando la empresa belga Solvay comenzó a explotar sus recursos naturales, aprovechando la riqueza de su suelo. Esta circunstancia dio un nuevo impulso a Polanco, que hoy es un competitivo núcleo industrial en desarrollo. San Felices de Buelna ocupa una superficie de 39,4 km2 de la comarca del Besaya, extendiéndose por la margen derecha de este río, que funciona como eje separador del otro municipio del valle con el que comparte apellido: Los Corrales. Por esta franja oeste limita también con Cartes, mientras que en su extremo este se encuentran Puente Viesgo y Corvera de Toranzo. Al sur linda con Anievas y, al norte, con Torrelavega, de la que le separa físicamente la Sierra del Dobra. Aglutina nueve núcleos de población, sobre los que se asienta una población que supera los 2.200 habitantes, una cifra que se ha recuperado en los últimos años de la caída demográfica sufrida en la segunda mitad del siglo XX. La mayoría de ellos viven de la industria y del sector servicios, habiendo quedado bastante relegadas la agricultura y la ganadería, en otros tiempos una de las bases de la economía local. No obstante, esta última continúa centrando algunas de las actividades desarrolladas en San Felices, como es la Feria de Año que se celebra en el mes de noviembre.
Suances está situado en la costa central de Cantabria, entre Santillana del Mar y la ría de San Martín de la Arena, estuario alimentado por los ríos Saja y Besaya y límite natural con Miengo. El municipio se extiende por 24,6 km2 al sur de la amplia ensenada de Cabrera, flanqueada por las puntas de Bellota y del Dichoso. Esta última es una pequeña península y un espectacular mirador natural sobre la cual se alzan un emblemático faro y los restos de una de las antiguas baterías dispuestas para defender la costa. A 25 km de Santander se encuentra la segunda ciudad en importancia de la región: Torrelavega, que alcanzó esta posición tras el desarrollo industrial y comercial iniciado de forma incipiente en la segunda mitad del siglo XVIII, que dio lugar a la profunda transformación de la que hasta entonces era una aldea agraria de la comarca del Besaya. Conoció una época de apogeo entre finales del XIX y principios del XX, a partir del emplazamiento en ella de importantes empresas, como Solvay y Sniace, entre otras. Este espectacular crecimiento propició la concesión de la reina María Cristina del título de ciudad en 1895, todo un hito en la historia de la villa, cuya fundación se atribuye a la familia de los Garcilaso de la Vega, quienes construyeron la torre de la que procede la denominación del municipio. Factores claves han sido su situación estratégica, en una encrucijada de las principales vías de comunicación de la región, y su cercanía al mar. La capital del Besaya, en el centro de la región, está próxima a varias localidades de interés turístico, como las ubicadas en sus límites geográficos: Santillana del Mar y Polanco, al norte; Piélagos y Puente Viesgo, al este; San Felices de Buelna, al sur; y Cartes y Reocín, al oeste.