En la zona donde confluyen el río Pas y su afluente el Pisueña –que precisamente nace en este enclave territorial– se encuentra este municipio que limita al noreste con San Roque de Riomiera, al noroeste con Villacarriedo y al sur con Vega de Pas. Abarca una superficie de 39,4 km2 sobre la que se distribuyen sus cuatro entidades de población: la capital, Selaya, y las áreas rurales de Bustantegua, Campillo y Pisueña. En ellos residen cerca de dos mil habitantes, concentrándose la mayoría de ellos en el núcleo principal, convertido en centro comercial y administrativo de la parte alta del valle. Esta circunstancia ha determinado que el sector servicios se haya convertido en los últimos años en una base fundamental para la economía local, aunque esto no impide que las actividades agropecuarias sigan manteniendo un peso muy significativo.

Selaya es uno de los municipios más monumentales de esta comarca. Cuenta con dos iglesias del siglo XVII, la de San Juan Bautista y el santuario de la Virgen de Valvanuz, patrona de los pasiegos, a la que cada 15 de agosto se rinde tributo en una de las fiestas más populares de la región, declarada por ello de interés turístico regional. Sin embargo, su patrimonio más importante lo constituye su conjunto urbano, con numerosas casonas nobles, como el palacio de Donadío, la casa de Miera y la de Linares.

Las ancestrales tradiciones de este territorio, antiguamente perteneciente al valle de Carriedo, y la próspera industria agroalimentaria, basada en la fabricación artesana

de sus típicos sobaos y quesadas pasiegas, son algunos de los atractivos añadidos de este término enmarcado por un majestuoso paisaje de prados, vegas y pueblos divisable desde las elevadas cumbres que lo rodean, tales como el Alto del Mojón, el Cotero el Tejo, los Picones de Sopeña o el mirador de la Braguía.

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