Saro
El abundante patrimonio arquitectónico, tanto religioso como civil, con que cuenta Saro fue construido en los siglos XVII y XVIII, antes de que comenzase el declive demográfico que le ha llevado a perder más del 25% de su población desde 1900 hasta el año 2003.
De su arquitectura religiosa destacan las iglesias parroquiales de San Tirso y San Lorenzo, cuya torre alberga el Museo de los Indianos, la capilla de la Virgen del Camino y la ermita de San Miguel, así como varios humilladeros. En el ámbito civil cabe mencionar el palacio de Gómez Barreda, un conjunto que incluye una capilla dedicada a la virgen de Guadalupe, y que sobresale entre varias edificaciones de época barroca que existen en el municipio, generalmente casonas nobles con los escudos de las armas de algunos de los linajes más importantes de la zona.
Desde el punto de vista paisajístico, Saro es un pequeño valle, formado por la cuenca del río Llerana, de laderas alomadas cubiertas por praderas que se salpican de cabañas. Dichas praderas se destinan a pastos para la ganadería tradicional, que presenta una marcada especialización hacia el vacuno de leche.