Vega de Pas
En el extremo sureste de Cantabria, lindando con la provincia de Burgos, se encuentra este municipio pasiego, que formó parte de la antigua jurisdicción de los Montes de Pas y que abarca una extensión de 87,6 km2. Está rodeado por los términos de San Roque de Riomiera, Selaya y Villacarriedo, por su franja norte; por Luena, por el oeste, y por San Pedro del Romeral, por el suroeste.
Su evolución demográfica a lo largo del siglo XX ha estado marcada por un continuado proceso de despoblamiento, que se ha mantenido en la misma dinámica hasta la actualidad, dando lugar a un censo que apenas alcanza los 1.000 habitantes –lo que supone la mitad de los registrados en los primeros años de la centuria pasada–, que se distribuyen en siete núcleos: Candolías, La Gurueba, Guzparras, Pandillo, Viaña, Yera y la capital, Vega de Pas, que es, a su vez, la entidad más poblada.
En la historia de este municipio tuvo un especial protagonismo Espinosa de los Monteros, el lugar sobre el que recayó el derecho de pastos en esta zona de verdes praderas antes de que se produjera el asentamiento estable en la comarca. Esto hizo que Vega de Pas, junto con los términos de San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera, se configurara como un enclave de aprovechamiento ganadero basado en el pastoreo semitrashumante.
Fruto de esta circunstancia se desarrolló el particular modo de trabajo y vida pasiego, del que aún se mantienen algunas costumbres ancestrales y que ha quedado perpetuado en su definida etnografía, siendo su elemento más característico las cabañas que salpican sus praderías, precisas para el desarrollo de la muda. Conocer con más detalle este peculiar sistema pastoril y las tradiciones que llevaba parejas es posible a través de la muestra del Museo Etnográfico de las Tres Villas Pasiegas, las cuales tienen en común también su gastronomía, basada en la elaboración artesana de productos lácteos, como sus típicos sobaos y quesadas.